7 de diciembre de 2011

SABER ESCUCHAR


SABER ESCUCHAR ES UN DON QUE ATRAE A LA GENTE

Habilidades sociales
 
Saber escuchar es un don que se valora en cualquier circunstancia.

Cuando un aspirante a la política le solicitó consejo al juez Oliver Wendell Holmes, con respecto a cómo lograr ser elegido para un cargo público, éste le escribió:

‘Saber escuchar a otros de una manera benévola e inteligente es quizá el mecanismo más eficaz del mundo para llevarse bien con la gente y asegurar su amistad para toda la vida. Son poquísimos los que emplean la ‘magia blanca’ de saber escuchar’. Si nos vamos al terreno de los negocios Peter Drucker sostiene que “ ser maravilloso con las personas significa escucharlos bien”

ES PRECISO QUE USTED SEPA LO QUE LA GENTE QUIERE, LO QUE NECESITA Y LO QUE ES. Y para ello hay que SABER ESCUCHAR.

La calidad de nuestras relaciones interpersonales depende de que sepamos escuchar a los demás, en casa y/o en el trabajo. Aún así, casi todos nosotros no manejamos buenas habilidades de comunicación en nuestras familias de origen. De hecho, la mayoría nunca hemos seguido ningún aprendizaje formal en el arte de la comunicación. Y en lo que a ésta respecta, saber escuchar es la clave. Afortunadamente todos podemos aprender esta habilidad. La excelencia se desarrolla con la práctica. Los siguientes pasos le ayudarán a afinar sus habilidades de escucha.

1) Mantenga contacto ocular con su interlocutor. Ésto es imperativo en una conversación, y le permite a usted sentir las emociones subyacentes así como evaluar la expresión facial y el lenguaje corporal. Un buen contacto ocular indica que usted está interesado en la persona y la conversación.

2) Quite su agenda de su mente por un momento y escuche lo que el otro está diciendo. Ésto es difícil si usted no está de acuerdo con su interlocutor, o tiene otra opinión. Recuerde, ya tendrá su turno para hablar. Supere la tentación de interrumpir con su propia opinión hasta que haya estudiado realmente lo que la otra persona le dice (ésto es muy difícil cuando usted habla con su hijo adolescente).

3) Verifique que ha entendido lo que oye, repitiendo lo que usted ha entendido a su interlocutor, para ver si éste concuerda. Por ejemplo, diga "¿Lo que tú quieres decir es que...?"; "¿Es ésto correcto?".

Si su interlocutor indica que usted ha comprendido bien la idea, ¡genial! Si le dice "No, lo que yo quiero decir es...", créale. No discuta o conteste con "También dijiste esto otro...". Es asombroso ver cuánta gente discute con su interlocutor sobre lo que éste quiso decir o lo que significan sus palabras. Todos tenemos tendencia a distorsionar un poco lo que oímos, basándonos en nuestra propia experiencia. Éste es el motivo por el cual es importante reflexionar sobre lo que creemos haber oído.

4) Haga preguntas abiertas sobre el contenido de la información que ha oído. Las preguntas abiertas son aquellas que no se pueden responder con un simple "sí" o "no". Invitan al hablante a dar más información y expandir sus conceptos. Las preguntas abiertas suelen comenzar con "¿cómo...?" o "¿qué...?" o "dime más..."

5) Trate de imaginar cómo se siente su interlocutor acerca de lo que le está diciendo. Esta habilidad se llama "empatía" y es esencial para una conversación significativa. Comparta con su interlocutor los sentimientos que él experimente con esa conversación, diciendo cosas tales como "Éso debe alegrarte mucho", o "lo que ha pasado debe ser duro para tí". Conéctese con el otro a nivel emocional, y le demostrará que lo está escuchando y entendiendo.

27 de noviembre de 2011

Terapia y pilares de la resilencia


LOS TRES PILARES
Todos los seres humanos somos dueños en mayor o menos grado de una capacidad de resiliencia. Todos, niños y adultos, aprendemos a reponemos de las crisis, a seguir adelante. El lenguaje, popular refleja muy bien el sentimiento de que sólo hasta cieno punto somos vulnerables y que —salvo casos extremos— la gente se recupera más tarde o más temprano: “La vida continúa” “hay que seguir tirando”, “el mundo no se acaba’hoy”, etcétera. Pero, mientras existen seres dotados en alto grado de una resiliencia natural, que a veces son vistos como invulnerables a la adversidad, existen personas que por diversas causas se entregan a situaciones de estrés cada vez más notables, que acaban en crisis depresivas o enfermedades somáticas. «Es como si les faltaran elementos en la caja de herramientas de la vida grafican muy bien las licenciadas Lea Teitelman y Diana Arazi, psicólogas y docentes especializadas en esta nueva óptica que apuntala los aspectos más positivos de la personalidad .

“Existen tres pilares que sostienen la capacidad de resiliencia»:

1)La capacidad de juego. No tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en esto e sentido del humor, el “mirar las cosas como desde el revés de un larga vista permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de alarma a su justo lugar, relativizarlas para no deprimirse.
2)La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Y para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos, admiración, qué sirven como guías y estimulo. Es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse”. Esto que viene a veces naturalmente con el modo de ser de La persona, puede ser estimulado por educadores y terapeutas. Son esenciales asimismo las llamadas redes de sostén o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran con apoyo y estímulo permanentes.
3)El auto sostén. Se puede resumir como un mensaje que la persona elabora para si misma. “Yo sé que esto me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me puedo sostener en la vida.
APRENDER DIVIRTIÉNDOSE
“La novedad que aporta la idea de resiliencia, corrobora la doctora Maria Cristina Chardon, que investiga actualmente en temas de ‘educación y salud, es que se dictan cursos a maestros y expertos en pedagogía para que enseñen a vivir de otra manera. Es curioso que actualmente los docentes consulten ahora cómo transmitir el sentido del honor, el gusto por el juego. »
La resiliencia es más que resistir a los embates, al temor a los riesgos, es tomar cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba todas las potencialidades de un individuo. Reemplaza el temor a no poder por el aliciente de pasar airosamente cada prueba. Toma ese reto como una diversión, no como una desgracia que lleva ala consabida frase “Esto tenía que pasarme a mí”, pasando por alto que a cualquiera le puede pasar de todo El sentido de la resiliencia ayuda «abrir la puerta para ir a Jugar”. Vivir como dice Leopoldo Marechal: "Con ese estricto sonido del juego que suele hacer de la pena la rosa"
Esta idea de diversión bien entendida, se extiende a la escuelas a la hora de clase y de hacer la tarea. Enseñar y aprender con una sonrisa no ha sido tomado hasta ahora como algo compatible con el estudio tradicional, por algo llamado ‘serio”. Hay en la adquisición de conocimientos un goce que suele ser robado al aula. Lo que el cambio de actitud intenta es evitar el estrés que con frecuencia produce la escuela cuando es vivida como un riesgo y una amenaza (“,Y si me aplazan?”; “Si me llaman hoy a dar la lección?”; «Como me fue —o me irá— en la prueba escrita?”) ¡Cuántos adultos han incorporado en su personalidad ese temor al fracaso escolar que muchas veces es responsable de posteriores frustraciones! Resaltar las aptitudes del alumno sin hacer hincapié en sus carencias es tema de los estudios actuales de la doctora Chardon. Otro aspecto de la capacidad resiliente llevada al campo de la educación y la salud.
LA TERAPIA DEL CIRCO
Volviendo a los chicos de la calle, los que por su condición de tales suelen tener mayores carencias (padres que se preocupen, maestros particulares, libros, lugar y tiempo para estudiar), es muy interesante la experiencia que se lleva a cabo en Chile. Se realizan talleres de circo con una frecuencia de tres horas un día por semana. Durante estos talleres los participantes son capacitados en las siguientes técnicas: malabarismo con clavas, pelotitas y argollas; acrobacia en el piso y saltos en trampolines bajos; piruetas y juegos de clown. Todo en un ambiente de juego, música y humor. Cuando los participantes alcanzan niveles de capacitación que les permite elaborar y participar de números artísticos, éstos realizan presentaciones en su comunidad. Aparte de lograr un medio de ida, los chicos se integran fácilmente en la sociedad y al apartarse de un medio que los daña encuentran incentivos para desarrollarse en otras direcciones. Otra manera de modificar sin prédicas ni represión los hábitos negativos que los hacen sentir inferiores y excluidos. “Los chicos podemos salir de la calle y dejar de metemos en problemas, siempre que no den otros lugares por donde andar, un sitio para llegar y sobre todo alguien que nos acompañe a caminar.” (Testimonio de un chico de la calle, citado en varios trabajos sobre resiliencia.)

25 de noviembre de 2011

Actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional


La inteligencia emocional de los niños
los niños tienen habilidades emocionales muy importantes que hoy se empiezan a trabajar desde la escuela desarrollando programas centrados en las competencia emocionales. Hay que lograr que el niño sea consciente de sus emociones y la de los demás y que aprenda a manejarlas adecuadamente en sus interacciones sociales.

  • Aprender el  vocabulario emocional identificando diferentes estados emocionales y etiquetándolo con palabras.
  • Aprender a reconocer las emociones en uno mismo y los demás



  • Aprender algunos aspectos básicos sobre las emociones

Las emociones cambian
Pueden sentir de forma distinta a los demás
Puedes tener más de una emocion hacia algo
Todas las emociones son validas, importa lo que haces con ellas


  • Aprender a identificar el enfado y manejarlo

Aprender que el enfado impide solucionar el problema
Aprender a reconocerlo
Técnicas para calmarse
Buscar formas para expresarlo
Buscar soluciones alternativas y evaluarlas: solución justa, segura,       nos hace sentir bien a todos




  • ¿Qué hacer en situaciones de conflicto? 

        Aprender respuestas alternativas cuando alguien nos molesta
        Aprender a expresar de forma adecuada cuando algo molesta
        Aprender a ignorar conductas negativas de los demás

21 de noviembre de 2011

Resilencia

"La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves”

La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad.
"A pesar de traumas graves, incluso muy graves, o de desgracias más comunes, la resiliencia parece una realidad confirmada por muchísimas trayectorias existenciales e historias de vida exitosas. De hecho, por nuestros encuentros, contactos profesionales y lecturas, todos conocemos niños, adolescentes, familias y comunidades que "encajan" shocks, pruebas y rupturas, y las superan y siguen desenvolviéndose y viviendo -a menudo a un nivel superior- como si el trauma sufrido y asumido hubiera desarrollado en ellos, a veces revelado incluso, recursos latentes y aun insospechados".


13 de noviembre de 2011

Técnicas de relajación en niños con stress





Beneficios de las Técnicas de Relajación:
  • En los niños la relajación sirve para distender el organismo y disminuir el estrés muscular y mental.
  • Ayuda a aumentar la confianza en uno mismo, la memoria y la concentración, lo cual permite mejorar la calidad del aprendizaje.
  • Tras una actividad intelectual o física mas o menos intensa, la relajación permite al niño alcanzar un estado de bienestar, tranquilidad y de concentración armoniosa para emprender su próxima actividad.
  • Canaliza las energías de los niños, ajusta el nivel de activación y produce un bienestar global.
  • Diversos estudios demuestran que también ayuda a vencer la timidez. En personas muy nerviosas, contribuye incluso en la intervención de tics y de otros síntomas relacionados con la ansiedad.
  • También ayuda a enriquecer la sensibilidad y mejorar la calidad de sueño.
  • Mejora la circulación sanguínea, disminuye la angustia, los ataques de pánico y ayuda a eliminar el tartamudeo.
  • En el caso de niños con asma, los ejercicios de relajación practicados con regularidad ayudan a prevenir las crisis y actuar más eficazmente durante las mismas.
Frecuencia: Lo ideal es 20 minutos diarios. Pero en el caso de los niños, conviene fragmentar esta sesión en periodos más cortos.

ALGUNAS TÉCNICAS DE RELAJACIÓN

Contracción-distensión: Técnica que consiste en contraer un músculo o un grupo de músculos durante unos segundos para luego aflojar la contracción progresivamente. Esta contracción máxima permite sentir la distensión del grupo muscular objeto del ejercicio.

Balanceo: Técnica que consiste en imitar el movimiento de un balancín, de un columpio. Se trata de realizar un movimiento de vaivén de delante hacia atrás, o de derecha a izquierda. La parte del cuerpo que se está relajando (por ejemplo, un brazo, una pierna, la cabeza) debe estar distendida y blanda.

Estiramiento-relajación: Consiste en estirar progresivamente una parte de cuerpo, alargándola lo más posible. Debe mantenerse esa postura durante unos segundos y luego aflojar suavemente esa parte del cuerpo. Es importante aflojarla con suavidad, dejándola caer resbalando, sin que golpee. Después, se balancea ligeramente esa parte del cuerpo.

Caída: Consiste en dejar que la fuerza de gravedad actué sobre el cuerpo. Luego de haber levantado una parte del cuerpo, la dejamos caer lentamente, resbalando (sin que golpee). Se deja descansar esa parte durante unos segundos y luego se repite el movimiento dos o tres veces.

CONSEJOS ANTES DE UTILIZAR LAS TECNICAS DE RELAJACION
  • Sin duda, para realizar los ejercicios de relajación es necesario que la educadora se encuentre relajada. Por tanto es recomendable previamente realizar estos ejercicios, ya que las sensaciones de tranquilidad o de estrés se pueden transmitir fácilmente a los niños.
  • Los ejercicios de relajación son recomendados para niños a partir de los 5 años.
  • Se deben tener en cuenta las diferencias de cada niño, ya que algunos requieren más tiempo para relajarse que otros.
  • No obligar al niño a realizar ejercicios de relajación, hay que especificar siempre que los niños no desean jugar, no tienen la obligación de hacerlo; hay que motivarlos e incentivarlos mas no presionarlos, ya que la relajación es una actividad voluntaria.

6 de noviembre de 2011

Manejando emociones y conflictos sin violencia

Primero, las noticias alarmantes:
  • Los estudios señalan que los niños tienden a desarrollar conductas agresivas si son expuestos a situaciones violentas durante sus primeros 5 años.
  • Muchos de nuestros niños pequeños son o víctimas o testigos de violencia en sus hogares y vecindarios.
  • Aún cuando creamos que son muy pequeños para darse cuenta, o cuando no se les abuse directamente, los niños siempre son víctimas en situaciones de violencia familiar o comunitaria.
  • Más de la mitad de los niños que crecen en ambientes violentos desarrollan problemas serios:
    - tristeza y depresión
    - ira y agresión
    - temores y preocupación
    - pesadillas y participación en pandillas
    - problemas en su desarrollo, aprendizaje, y relaciones.
  • Estos niños corren riesgo alto de convertirse en víctimas o agresores en el futuro.
  • A menos que interrumpamos el ciclo, dado que la violencia consiste de conductas aprendidas por medio de observación, imitación y repetición, éstas serán pasadas de generación en generación.
Ahora, las noticias alentadoras:
  • Podemos detener el ciclo destructivo de la violencia ofreciéndole a nuestros niños ejemplos constructivos de cómo manejar las emociones y resolver los conflictos.
  • Existen programas efectivos de prevención de violencia en el cual se les enseña a los niños las destrezas emocionales y sociales para evitar ser víctimas o agresores.
  • Por ejemplo, el programa “Segundo Paso” está siendo utilizado ampliamente en centros preescolares y escuelas a través del Área de la Bahía de SF.
  • Los niños con destrezas socio-emocionales tienden a sentirse más felices y a ser más exitosos en sus relaciones con otras personas ¡y hasta en su rendimiento escolar!
  • Por ejemplo, el programa “Segundo Paso” está siendo utilizado ampliamente en centros preescolares y escuelas a través del Área de la Bahía de SF.
  • Los niños con destrezas socio-emocionales tienden a sentirse más felices y a ser más exitosos en sus relaciones con otras personas ¡y hasta en su rendimiento escolar!
  • Podemos fomentar destrezas socio-emocionales en casa:
    - Hablando de las emociones de los personajes de libros y películas.
    - Haciendo lista de emociones y teniéndola a mano para identificar sentimientos.
    - Ensayando técnicas de calmarse y manejar el enojo (respirar profundo, contar, distraerse, retirarse).
    - Practicando técnicas de resolver conflictos (identificar el problema y las opciones, pedir ayuda, decidir).
    - Enseñando a compartir y competir con compañerismo usando juegos de mesa y deportes.
Recursos:
  • Libro Todos Tenemos Sentimientos (Charles Avery)
  • Libro Comunicación (Aliki)
Procuremos educación, información y orientación, para la prevención, la intervención, o la sanación de las heridas que causa la violencia familiar y comunitaria. Al enseñarle a nuestros niños a entender y manejar sus emociones, y resolver conflictos de maneras constructivas, estamos formando una futura sociedad que enfrenta sus problemas sin recurrir a la violencia. No dejemos pasar tan importante oportunidad, desde temprano, desde casa.

1 de noviembre de 2011

la inteligencia emocinal en niños de padres separados


La Ansiedad por la Separación en los Niños
¿Qué es la ansiedad por la separación?                  
  • Es un tipo de ansiedad (angustia, malestar, tensión y temor) que experimentan los niños cuando se separan o alejan de los adultos a quienes están más apegados, típicamente sus padres o encargados.
  • El niño se aferra al adulto, se niega a apartarse, rechaza a otras personas, se tensa, se queja, llora, grita.
¿Es normal que los niños manifiesten ansiedad por la separación?
  • Sí es normal, es un fenómeno observado a través de la historia y alrededor del mundo.
  • Ya que los niños pequeños no pueden sobrevivir sin adultos que los cuiden, la ansiedad por la separación es un temor básico del ser humano que nos sirve para mantenernos a salvo.
  • Aunque es una experiencia desagradable, es un buen indicador, ya que señala que el niño reconoce a quienes le cuidan y que ha establecido vínculos afectuosos con éstos.
  • La ansiedad por la separación es una etapa normal del desarrollo infantil; la mayoría de los niños la experimentan en la infancia.
  • Pudiera representar un trastorno emocional en niños de más de 18 meses de edad.
La ansiedad por la separación según la edad de los niños:
  • La ansiedad por la separación suele seguir un patrón predecible.
  • Frecuentemente los bebés de unos 6 meses lloran y gritan al quedarse solos, para llamar la atención.
  • Gran parte de los infantes muestran síntomas de ansiedad por la separación de sus padres o encargados entre los 8 y los 18 meses, pues al no saber que regresarán, se sienten inseguros y vulnerables.
  • Usualmente se manifiesta con más intensidad entre los 8 y los 18 meses de edad, y mengua alrededor del 2do cumpleaños.
  • La ansiedad ante la separación suele cesar una vez que los niños comprenden que sus padres no han desaparecido y que han de regresar.
  • Al apartarse de sus padres o encargados, muchos niños entre los 18 meses a los 3 años hacen berrinches como muestra de angustia y para tratar de influenciar a los adultos.
  • Entre los 3 y los 5 años usualmente los niños demuestran sentirse ansiosos al separarse de sus padres o encargados al comenzar el preescolar o la escuela.
  • La ansiedad por la separación que experimentan muchos niños al comienzo de la guardería o la escuela cede cuando se sienten suficientemente seguros en el nuevo entorno y son capaces de confiar en otros adultos aparte de sus padres.
Causas de la ansiedad por la separación:
  • Los bebés y niños pequeños no tienen noción del tiempo, por lo que piensan que lo que ya no ven, ha desaparecido.
  • En medida que los niños se sienten seguros en compañía de sus padres o encargados, se sienten inseguros al separarse de éstos, especialmente fuera del entorno familiar del hogar.
Influencia del temperamento y la herencia:
  • Aunque todos los niños sienten ansiedad, el temperamento y la genética predisponen a ciertos niños a ser más ansiosos que otros.
  • Hay niños cuyo temperamento alto en reactividad y bajo en adaptabilidad les hace más propensos a experimentar ansiedad.
  • Los niños pueden heredar una tendencia a responder a las situaciones novedosas con niveles altos de tensión, preocupación, y temor.
Influencia de los factores ambientales:
  • Aún en niños mayorcitos, la ansiedad por la separación puede precipitarse o intensificarse cuando ocurren cambios en su entorno.
  • Sucesos tales como el nacimiento de un hermanito despiertan en los niños sensaciones de vulnerabilidad; sienten que han de competir por la atención de los padres, por lo cual no quieren separarse de éstos.
  • El cambiarse de casa representa para el niño separarse de un entorno físico familiar y enfrentar uno desconocido, por lo que muchos niños responden a la mudanza con ansiedad y con aferramiento hacia los padres.
  • Los acontecimientos traumáticos, tales como accidentes, victimización, desastres naturales, y la muerte de un ser querido pueden desencadenar retrocesos en la trayectoria de desarrollo del niño, inclusive la manifestación de ansiedad por la separación más allá de la edad típica.
Prevención de episodios de ansiedad excesiva ante la separación:
  • La actitud de los padres es fundamental para que la ansiedad por la separación normal no se convierta en un trastorno de ansiedad.
  • Cuando los padres se sienten inseguros, le transmiten inseguridad y falta de confianza a sus hijos.
  • Los padres deben cultivar un apego seguro con sus niños, demostrándoles atención y afecto, y satisfaciendo sus necesidades.
  • Pueden jugar juntos juegos de separación y regreso, de esconder y encontrar, los cuales les enseña sobre conceptos tales como constancia y permanencia.
  • Permitir y promover que los niños se relacionen con personas de confianza, para reducir la dependencia excesiva hacia los padres o encargados.
  • Ir aumentando gradualmente la duración de las ausencias de los padres.
  • Fomentar la autonomía del niño al presentarle opciones y oportunidades de actuar independientemente según sus capacidades.
Preparando al niño a lidiar con las separaciones:
  • Para que los niños se desarrollen sanamente, es necesario que experimenten situaciones de separación y reunificación de sus seres queridos.
  • Estas experiencias ayudan al niño a comprender que lo ausente puede volver a hacerse presente, y a aprender a crear representaciones del padre ausente.
  • Las experiencias de separación enseñan al niño a aceptar nuevas personas y lugares seguros, lo que desarrolla su sentido de confianza en el mundo fuera del hogar.
  • Si evitan toda separación, los padres pueden comunicar a los niños su propia ansiedad, poniéndoles a riesgo de desarrollar un Trastorno de Ansiedad por la Separación.
Ayudando a los niños a sobreponerse a la ansiedad por la separación:
  • Escuchar al niño, pidiéndole que exprese sus temores.
  • Comunicarle comprensión y confianza.
  • Decirle que es normal sentirse incómodo al separarse de los padres.
  • Representar con muñecos o marionetas las escenas de separación y reunificación.
  • Informarle con un tono positivo sobre lo que sucederá en su ausencia.
  • Explicarle dónde estarán los padres cuando no están con el niño.
  • Confortarle indicando cuándo regresarán (después de la siesta o la merienda…).
  • Recordarle que los padres siempre regresan.
  • Establecer una rutina breve al despedirse del niño (besos, abrazo, canción…).
  • Ocuparle con una tarea para que se sienta involucrado en el proceso.
  • Dejar con el niño fotos y artículos familiares (cobija, juguete…) que le recuerden a los padres.
  • Alabar sus intentos por tolerar y superar la ansiedad.
  • Reconocerle y premiarle cuando tolera la angustia por la separación.
  • Antes de la primera vez en que se deje en la guardería, visitarla con el niño y compartir tiempo agradable allí con el proveedor de cuidado infantil.
  • Conversar con el proveedor de cuidado infantil para coordinar esfuerzos.
  • Cuando el niño exprese ansiedad por la separación, el proveedor debe consolar al niño y comunicarle que entiende su angustia.
  • Tanto padres como proveedores pueden intentar provocar emociones que combaten el temor en el niño, tales como la confianza, la seguridad, la tranquilidad, y la risa.
  • Una vez se retiren los padres, distraer al niño con objetos y juegos llamativos.
  • Los padres no deben partir sin despedirse cuando el niño está atento.
  • Los padres no deben sucumbir al llanto del niño, dilatando la partida.
  • No burlarse, avergonzar, ridiculizar ni regañar al niño por su ansiedad.
  • No mentirle al niño.
  • No dejar al niño esperando su regreso.
El trastorno de ansiedad por separación:
  • Los padres deben procurar asesoramiento profesional si la ansiedad ante la separación es excesiva, causa angustia, interfiere con el aprendizaje y el funcionamiento social del niño, y persiste más de 4 semanas.
  • Según la Oficina del Cirujano General del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, en el 4% de los niños con ansiedad por la separación la angustia no disminuye, sino que se convierte en un Trastorno de Ansiedad por Separación.
  • El diagnóstico y la intervención temprana del Trastorno de Ansiedad por Separación reduce el impacto del trastorno en el desarrollo y bienestar del niño.
  • Sin ayuda profesional, los síntomas pueden incapacitar al niño, y extenderse a largo plazo.

19 de octubre de 2011

Desarrollo en la inteligencia emocional en los niños




La inteligencia emocional es considerada como la habilidad esencial de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás.
Esta habilidad para manejar emociones de forma apropiada se puede y debe desarrollar desde los primeros años de vida ya que las emociones se expresan desde el nacimiento, un niño amado, acariciado, será un niño con confianza en si mismo, un niño seguro. La educación no solo contempla aspectos intelectuales y rendimiento escolar, actualmente se esta poniendo énfasis al desarrollo de habilidades emocionales y la autoestima, es decir la educación de los sentimientos, la valoración de sí mismos.

Las personas con inteligencia emocional:
Aprenden a identificar sus propias emociones.
Manejan sus reacciones emocionales identificando maneras adecuadas de expresarlas. Desarrollan una aceptación incondicional de sí mismos y de los demás.
Desarrollan el autocontrol y la empatía: ponerse en el lugar del otro.
Desde pequeños aprenden que existen distintos tipos de situaciones y que cada una les exigirá unas u otras respuestas: Resolución de problemas.

El recién nacido siente malestar o sosiego. Llora o ríe. Su mundo es de necesidades, afectos y acciones, el primer trato con la realidad es afectivo.
Hacia los 18 meses ya se han conectado las estructuras corticales con las profundas del cerebro, lo que permite la aparición de una afectividad inteligente.
Hacia el primer año, la seguridad del afecto de la madre es lo que permite al niño apartarse, explorar, dominar los miedos y los problemas, una correcta educación proporciona la seguridad y el apoyo afectivo necesarios para sus nuevos encuentros.
El desarrollo de la inteligencia está muy ligado a la educación de los sentimientos, sentirse seguro es sentirse querido, en la familia uno es querido radical e incondicionalmente. Las experiencias infantiles impregnadas de afecto pasan a formar parte de la personalidad a través de la memoria, aprende a andar y a hablar y su mundo se expande.
Hacia los dos años entran en su mundo las miradas ajenas, disfrutan al ser mirados con cariño. A partir de ahora cobra gran fuerza educativa la satisfacción ante el elogio o ante las muestras de aprobación de aquellos a quien él aprecia.
Hacia los 7- 8 años nos convertimos en actores y jueces: reflexión y libertad. Y aparecen el orgullo y la vergüenza aunque no haya público.
Hacia los 10 años pueden integrar sentimientos opuestos. Empieza a darse cuenta de que los sentimientos deben controlarse.
La adolescencia es una etapa decisiva en la historia de toda persona. Los sentimientos fluyen con fuerza y variabilidad extraordinarias, es la edad de los grandes ánimos y desánimos, muchos experimentan la rebeldía de no poder controlar sus sentimientos ni comprender su complejidad., el descubrimiento de la libertad interior es importante para la maduración del adolescente, al principio pueden identificar obligación con coacción, el deber con la pérdida de libertad.
Al ir madurando comprende que hay actuaciones que le llevan a un desarrollo más pleno y otras que le alejan, que lo que apetece no siempre conviene, que una libertad sin sentido es una libertad vacía.
Ha de descubrir que actuar conforme al deber perfecciona y necesita aceptar el deber como una voz amiga, que se puede asumir con cordialidad.
  • Dar nombre a los sentimientos: Ser capaces da nombrar emociones como la cólera o la tristeza, les ayuda a reconocer esas emociones cuando las sienten. Y saber qué es lo que sienten les puede ayudar a sobrellevar ese sentimiento. Enséñele a su niño a reconocer emociones (alegría, tristeza, cólera, miedo) a través de cuentos, tarjetas con dibujos, etc.
  • Relacionar gestos con sentimientos: Es importante que el niño aprenda a identificar emociones en otras personas, de esta manera desarrollará la empatía. Haga gestos de sorpresa, tristeza, cólera, alegría, temor…, converse con él acerca de las emociones que podrían estar sintiendo los personajes de un cuento o los actores de televisión.
  • Orientarlos: Una vez que sus hijos sepan reconocer sus emociones, déles normas básicas para enfrentarse a ellas. Una buena norma es "Cuando expreses tu enfado no puedes hacerte daño ni a ti, ni a los demás, ni a las cosas”. Explique a sus hijos lo que sí pueden hacer. Por ejemplo: correr en el jardín, dibujar figuras enfadadas, dar puñetazos a una almohada, arrugar un periódico, etc. Hacer esto no es malo, al contrario, expresar lo enojado que se siente es saludable, siempre que se exprese de manera aceptable. Además de ello se debe enseñar al niño a relajarse cuando estén nervioso o disgustado, anímelo a respirar hondo mientras cuentan hasta tres y a expulsar despacio el aire. O dígale que cierre sus ojos y tensen los músculos, cuenten hasta seis y relajen los músculos.
  • Actuar con empatía: En los niños más pequeños es recomendable reconocer sentimientos en ellos mismos y en los demás, empiece con las actividades de “Dar nombre a los sentimientos" y “Relacionar gestos con sentimientos". También puede hacer juegos de imitar los gestos del compañero, estas actividades permiten “ponerse en el lugar del otro”.
  • Alabar lo positivo: Felicítelos cuando sus hijos se enfrenten bien a sus emociones o muestren preocupación por los demás, dígales que usted se da cuenta de ello. Ejemplos: “Muy bien hecho lo de marcharte a tu cuarto a tranquilizarte”.
  • Enséñele con el ejemplo: Esta es la mejor manera para que sus hijos entiendan cómo expresar adecuadamente las emociones, sin causar daño. Por ejemplo si ha pasado un mal día en la oficina, váyase de paseo en lugar de gritar y desquitarse con los demás. Otras estrategias para calmar el estrés son: respirar hondo, darse un baño caliente, llamar a un amigo o escribir en su diario. Si tiene una explosión de mal genio delante de sus hijos, hable luego con ellos. Cuénteles por qué estaba enfadado. Luego explíqueles que se enfrentó a sus sentimientos de forma equivocada y que intentará hacerlo mejor la próxima vez.

15 de octubre de 2011

Procesos de mejora en la inteligencia emocional de los niños

La formación de capacidades emocionales y sociales en los niños algunos la denominan como una revolución en la psicología infantil.
 Las emociones son buenas, y reaccionamos de una forma física ante ellas, producido por elementos bioquímicos producidos por el cerebro,  por ejemplo el miedo nos ayuda a protegernos del daño y nos avisa del peligro, la ira nos ayuda a superar barreras y conseguir lo que queremos, etc., pero en la vida moderna nos enfrentamos a desafíos emocionales que la naturaleza no ha anticipado, y eso crea conflicto.
 Las capacidades emocionales y sociales las podemos enseñar a los niños para que sean capaces de manejar el estrés emocional de los tiempos modernos, con esta vida agitada y apresurada  que ha vuelto a los niños propensos a la irritabilidad y la ira. Nosotros podemos enseñarles a reconocer y controlar esos sentimientos.
 En los aspectos sociales también podemos enseñarles a hacer y a conservar amistades íntimas, a superar nuevas situaciones que le angustian como el divorcio de los padres, muerte de familiares, cambios de colegio, barrio y amigos, etc., así como superar los problemas propios del crecimiento. 
Para una mayor orientación ver ¿Cuál es su estilo de educación? En tipos de padres.

Desarrollo Coeficiente Emocional
Qué cosas hemos de enseñar a nuestros hijos y cómo hacerlo.
 La enseñanza en el momento adecuado. Primero hemos de considerar la edad que tiene el niño, pero sobre todo, su estado evolutivo. Es decir, no conseguimos adelantar su aprendizaje enseñándole algo, o dándole por ejemplo un juguete si aún no ha superado una etapa evolutiva anterior, solamente se aburrirá. Y por el contrario, un niño con unos juguetes que ya tiene dominados tampoco se siente estimulado en su investigación, también se aburre.
 La autoestima y el respeto. Para tener una buena autoestima, los niños necesitan del apoyo emocional de sus padres. No solamente se trata de un elogio por una buena calificación en la escuela, es necesaria una participación activa, dedicarles un tiempo. Elogiarles y apoyarles en las conductas adecuadas diarias, pero no de forma gratuita como una adulación, sino que hay que reconocer su esfuerzo que llega a buen fin de forma concreta, por ejemplo, no se debe decir: “que listo eres, eres el mejor” porque suena a adulación y el niño lo percibe, sino que hay que decirle de forma concreta: “Maria, que bien has ordenado los juguetes”.
También apoyarles cuando fracasan de forma sincera, demostrando interés por lo que está haciendo, pero sin intentar controlarlo ni entrometerse, ya que para que desarrolle una buena autoestima el niño necesita sentirse respetado. Es bueno observarlo y dejarle que se equivoque, que rectifique porque es así como se aprende.
Las normas. Contrariamente a lo que se pueda creer, las normas, así como las exigencias y metas claras son algo necesario para los niños. Necesitan saber a qué atenerse, que sus padres les marquen unos límites claros de lo que está bien y lo que está mal, y que dentro de esos límites ellos pueden decidir y responsabilizarse de sus decisiones, dependiendo de su edad.
Los niños se revelan contra las normas por muchos motivos, pero el motivo principal es llegar al conocimiento de cual es el límite.
Si nosotros, sus educadores, tenemos claro qué cosas y qué comportamientos son perjudiciales para el niño y cuales le beneficiarán les podremos decir de forma autorizada: “No, cariño, esto no lo vas a hacer” cuando se comporten más allá de los límites socialmente aceptados. No siempre hay que razonar con los niños, ni en todo momento. Por ejemplo si está en plena rabieta lo que más ayuda al niño es ver seguridad y afecto en los mayores, no un razonamiento.
Estas normas han de ser firmes y coherentes, pensadas previamente, y han de ser por el bien del niño. Y, aunque cueste a los padres un esfuerzo, se ha de ser firme cada vez que ponen a prueba los límites.
 La TV y los ordenadores. Muchos padres han “descubierto” una niñera muy económica: la TV. Ante la TV los niños se acostumbran a observar de forma pasiva, no desarrollan sus capacidades sociales, “no hacen nada” creativo durante el tiempo pasivo que pasan ante el aparato. La mayor parte de los programas no hacen otra cosa que hacer pasar el rato a los niños. Les recomendamos que dedique un tiempo para jugar y hablar con sus hijos, y si ellos insisten en ver un programa entérese de que es lo que le gusta de él, hable con él y proporciónele también su opinión.
El papel que tiene el niño ante el ordenador o los juegos de ordenador no es el mismo, ya que el papel del niño es activo, no pasivo y puede aprender muchas cosas que desarrollen su inteligencia y creatividad. Hay programas muy creativos para que los niños hagan composiciones, cuenten historias, etc. Aún así, también este medio adolece de falta de comunicación social, por lo que tampoco es conveniente que los pequeños inviertan demasiada proporción de su tiempo en ello. Se ha de repartir el tiempo entre diversas actividades, como salidas a la naturaleza, juegos con amigos, con los padres y familiares, etc.
¿Cómo cuidamos sus emociones?
Las emociones son estados afectivos subjetivos, hacen que por ejemplo nos sintamos rabiosos o felices, pero también son respuestas biológicas, ya que nuestro cuerpo entra en un estado de activación que no se da cuando no sentimos emoción. La respiración se acelera, se tensan los músculos y nuestro corazón late más deprisa. La rabia nos prepara para la lucha y el miedo para huir. También son fenómenos sociales ya que producen expresiones faciales y corporales características.
 Cumplen la función de que un niño se desarrolle hasta convertirse en un adulto feliz, pero este desarrollo puede desviarse haciéndole sufrir problemas personales y sociales.
 Hablar abiertamente de los sentimientos con nuestros hijos es la mejor manera de enseñarles a comprender y comunicar sus emociones y las de los demás, y esto facilitará su interacción social. Que sepa expresar con palabras si se siente feliz o triste, angustiado, preocupado, entusiasmado, enfadado, etc., ya que aprender a darse cuenta de que le está pasando es un aspecto vital para el control emocional y para saber escuchar y comprender a los demás.
En este sentido los niños han estado más discriminados que las niñas. A muchos hombres de hoy se les ha inculcado el disimular y ocultar  los sentimientos…recordemos la expresión típica: “los hombres no lloran”. Debido a esta educación social represora, a muchos hombres les resulta muy difícil  hablar de sentimientos con sus parejas y con sus amigos. Pero en el sentido de controlar la ira y la agresividad ha ocurrido lo contrario: la expresión de la ira y la agresividad se les han permitido a los niños, pero no a las niñas, y eso también va en detrimento de los chicos, procuremos pues, ayudarles a controlarlas.
 Procuremos mejorar y aumentar, tanto en nuestro niños como en nuestras niñas su CE (coeficiente emocional) para que sean personas más felices y con más éxito en la vida.